De la igualdad, sus lugares mágicos e infernales
Todo el año pensando y juntando recuerdos, o algo que aportar en este día. Sí, para mí de orgullo por haberme encontrado contigo, por haber incurrido en nuestra relación, algunas veces bien, otras fatal.
Humanos somos y nos equivocamos miles de veces.
Gracias primero y felicidades segundo, así nomás, por ser una mujer que se cruzó
en mi camino y me ayudó a aprender cosas. Por lo que he visto últimamente en el
mundo empoderado, las felicitaciones y las gracias, en general, ya no son bien
recibido, pero como eso de hacer lo que me dicen no es lo mío, te agradezco y felicito
infinitamente y como dice Luz de Día:
Hagamos que choquen nuestras copas
Por habernos encontrado.
Luz de Día. Enanitos Verdes
https://youtu.be/iEfzONE82cY?si=GVkU5lzUUGilZq1t
Mi mamá cumplió 80 años, es y ha sido la primera mujer de mi vida, posiblemente de quién aprendí la base de una igualdad, de la que hoy no me queda claro que sea tan igual ni siquiera de que sean personajes como yo quienes hacemos la desigualdad.
Le escribí una carta sobre sus 80 años, y es justo decir que es de las
primeras mujeres liberadas casi completamente de los hombres, pero sobre todo
de un punto aún más importante que los hombres: La Casa Familiar.
En esa carta, y mientras se la leía en su fiesta, me di cuenta de que ella
estaba liberada de su casa, porque, aunque se preocupó y actuó en muchas cosas,
había otras que se le resbalaban. Esa creo que es una liberación que a muchas
mujeres les falta, y que crea una desigualdad muy grande.
“Los hijos son de la madre” le dijo mi abuelita Sussen Majluf a mi papá. Yo cambiaría la frase a:
“La casa y los hijos son de la madre”.
Esto ya es en esencia una desigualdad, porque entonces, nosotros, los que
habitamos en ella somos unos inmigrantes sin papeles, siempre. Hace unos días en
una cena lo comenté con Mariona, ella decía que no, que teníamos NIE (una credencial
española que es el Número de Identificación de Extranjeros). Qué significa ser
inmigrante sin papeles o con NIE: no tener los mismos derechos y esto es ya es
una desigualdad grande.
Como digo, dentro de lo que cabe, en mi casa muchas cosas las hacíamos mi papá
y yo (“los hombres de la casa”): algo tan simple como comprar en el mercado y
el supermercado, eran tareas semanales nuestras. Todos lavábamos trastes, todos
poníamos la mesa, cada quién se servía, y siempre tuvimos a alguien que nos
ayudara en la limpieza, cosa que permitió gran parte de la liberación no sólo
de mi mamá en términos antiguos, sino de todos.
Durante ese viaje a México el año pasado para los 80 de mi mamá, fuimos a
ver a Ufe, quien fue mi nana y nos ayudaba en la casa desde que yo tenía 2
años. Ella con su trabajo en casa permitió cierta parte de la liberación. Ufe
fue en nuestra “Roma”, por la película mexicana sobre una familia de clase
media del país. Ella nos enseñó muchas cosas, a mí el primero, me enseñó a
hacer huevos en todas sus formas para no tener que despertar a mis papás porque
tenía hambre. Los liberé y ella nos liberó.
Todo mi agradecimiento a Ufe, por su trabajo y sus enseñanzas.
Como ven la casa es un lugar en el que la desigualdad prevalece, por un lado, porque todas las reglas las ponen las mujeres, y esto, querámoslo o no, lleva a que la gran mayoría de los hombres ni se metan ni se inmuten, hacerlo es una guerra eterna.
Siempre haremos “mal” las cosas, pero entendamos “mal” como diferente a lo que la mujer espera. La gran mayoría de las casas son una dictadura en donde las cosas se hacen de aquella forma, y mi estimada Mariona reconoció ser una dictadora, casi todas podrían reconocerlo. El problema es que es imposible hacer las cosas de la forma aquella, la tuya, así pues, acaban haciéndolas muchas mujeres.
Terrible, pero es así. ¿Cómo lo cambiamos? ¿Como dejamos que las casas tengan otras formas de hacer, otros tiempos de hacer que no sean los nuestros?. Imagino que es complicado pensarlo y plantearlo, pero esta carta es eso, hablar y pensar en otras posibilidades de convivencia.
Hace poco vi la serie Cien Años de Soledad, la verdad es que me pareció buena. Hacía no no mucho había releído el libro, pero ver la serie me permitió ver una serie de cosas importantes. El hombre en su mundo, como muchos de nosotros terminamos viviendo. Me pregunté la razón para estar en otro mundo distinto al de la casa de la familia, caí en que era un inmigrante sin papeles, porque las reglas de la casa muchas veces no nos toman en cuenta, simplemente son aquellas, y se acatan, o como sucede en la novela, vivimos en mundos distintos. Esto pasa mucho y mientras no haya mayor igualdad en casa, no habrá mayor liberación. Al menos eso creo yo.
Hace poco leí un meme, como le dicen a los chistes de Internet en una imagen,
y decía:
¿Cuál es la fórmula para ser feliz con una mujer?
O + B + D + C
Hay quien reirá, hay quien no. Yo río, pero no obedezco, fluyo igual que el
río.
Hay otro punto importante de la novela, la influencia de las madres con las
hijas. Le pregunté a mi mamá si se había liberado de su madre, mi abuelita
Elena, que falleció en 1980, o sea hace 45 años. Su respuesta fue negativa, aún
sueña en lo que diría mi abuelita de cómo lleva su casa y a sus hijos. Ella, mi
mamá, añadió a mi abuelita Sussen, que también le decía (sin decirlas directamente)
algunas cosas sobre la casa y los hijos.
Me pregunto cuántas mujeres no se pueden liberar de la visión de su mamá, mi
amiga Mar me habló de la Eva Mitocondrial, que es como la madre de todas las
mujeres. Yo lo llevé a mis ideas locas y pensé en el libro “The Call in the Wild”,
es algo como esa llamada ancestral de cómo deben hacerse las cosas. Esta
liberación de las mujeres de la madre creo que muchas veces no ha pasado, y es
necesaria. Porque también creo que gran parte de lo que se llama “machismo” se
enseña en la casa, y como he dicho, esa dictadura no es de los inmigrantes
ilegales.
Hay quien me dice que los hijos no llegarían a mayores sin el orden de una casa
que las madres imponen. Según otro libro que leí sobre como doblamos la edad,
antes de 1950 lo hijos se morían por montones: Las vacunas, la leche pasteurizada,
el agua potable son las que realmente hicieron una diferencia y no doblamos la
edad, simplemente evitamos que se murieran los niños antes de la pubertad.
Con esto quiero decir, que sí, los cuidados de una madre con sus hijos son
importante, igual que los de un padre, pero también nos podemos relajar, hay
otras cosas que influencian la supervivencia y no somos nosotros los padres. Ya
no estamos en las cavernas, y podemos decirle a la Eva Mitocondrial que hemos
avanzado y que podemos ser un poco más libres.
Sólo puedo preguntarte:
¿Eres libre de tu propia dictadura en casa?
¿Eres libre de tu Eva Mitocondrial?
¿Le darías papeles a este inmigrante ilegal?
(¿O ponemos reglas tipo Trump? ¿O seguimos siendo los elementos de la derecha racista que no acepta a los inmigrantes? Cada quién decidirá)
He pensado en muchas mujeres de mi vida:
Mi amiga SM+ me dijo: Siempre hay más tiempo que vida, y siempre hay una
oportunidad. Yo suspiré.
Ale me dijo en mi cumpleaños que había soñado conmigo. Suspiré.
Yo pienso cada día en ti, y hoy escribo esto, simplemente porque llevo todo el
año pensando en la mujer que un día encontré, me enseñó, me abrazó y, sobre
todo, me dejó una sensación que agradeceré siempre.
"Hoy por fin te dormiste y empezaste a soñar
Soñaste que todo cambiaba y que tu lo podías intenta"
Mujer. Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio.
https://youtu.be/XGVpX7FJTqw?si=v0gdggnD4DL6bPej
Un abrazo y que la liberación llegue viendo no al otro como culpable, sino a nosotros mismos como agentes de cambio. Si yo cambio, el mundo cambia, dicen…
BeZos y AbraSos
Pau / Pablo / Fellah
(O como sea me llames, porque soy el mismo que siente y te escribe: Gracias)
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